11/28/2005

Cállate la boca, niña



Nunca diga más de lo que debe, no vaya a quedar en evidencia. Una señorita debe callarse lo que piensa, no debe reírse con los chistes cochinos, debe proyectar un aura de misterio. Si no tiene mundo interior, fínjalo. Si tiene a un hombre al lado, hágalo sentirse admirado y por favor no le discuta. No le diga pesadeces, mire que ellos no aguantan la crítica. No responda a las críticas que le hagan, no vaya a ser que la acusen de soberbia. No lo apabulle, a nadie le gustan las mujeres cerebrito. No lo presione, mire que se arranca. Y anda tanta mujer suelta, que mejor que cuide a su hombre. Así que manténgase bonita, que su hombre no tenga que mirar para el lado. Calladita se ve más linda, ¿verdad? No interrumpa que es feo. No discuta que se ve mal. Siéntese derechita, con las piernas cruzadas. No demuestre interés en cochinadas, que es de bataclana. Sonrójese cuando alguien diga "popó". Indígnese si alguien le falta el respeto, aunque se muera de ganas de que se lo falten. No diga garabatos, jamás acepte que alguien los diga enfrente suyo. Siempre diga que su mayor sueño es ser mamá. Estudie Párvulos. Por ningún motivo Construcción Civil. Y mucho menos Ingeniería, ¿no ve que las mujeres no son buenas para las matemáticas? No se vaya a andar metiendo con rotos, o con negros, porque es como que quedara marcada. Si no la puede mantener, entonces no sirve pues mijita. Si usted se entrega muy fácil, entonces nadie la va a respetar. Hágalo esperar, y luego que él sienta que usted le está haciendo un enorme favor. No se ponga mucho escote, no se siente en el suelo. Eso es de mujerzuela. No levante la voz, no golpee la mesa. Llore con las películas románticas y declare que le carga la violencia. Nunca se rebaje con posiciones extrañas, el misionero basta y sobra. Mantenga en el más estricto silencio su experiencia en el tema, nadie quiere andar con una mujer usada. Y no se queje cuando su hombre la deje botada por aburrida. Cultive la cara de mártir y disfrute de la lástima de los demás.

11/23/2005

La infidelidad, ja,ja,ja



Este es un tema peliagudo. Y aquí se pone igualitaria la cosa, porque todos somos engañados y engañadores. Pero no se preocupen: el SIMI ha encontrado una diferencia arbitraria y no fundamentada. Los hombres que engañan muchas veces lo hacen con un delicioso ánimo deportivo. El cliché era Fernando, de "Los Treinta". Pero sin llegar a la caricatura, conozco a varios que engañan alegremente a sus parejas sin siquiera detenerse a tener algún cargo de conciencia. Yo he estado en el papel de víctima, con un pololo que me gorreó tres veces, con (sic) "La Paula, la Joanna y una mina que conocí en la micro". O sea, me engañó con una mujer y no se dio ni el trabajo de preguntarle el nombre... Pueden encamarse con alguien absolutamente intrascendente, y no sentir que traicionan a su pareja, porque total eso era puro sexo. Y tienen el tupé de morir de espanto si ella hace lo mismo, y sólo por sexo. De las mujeres infieles que conozco la dinámica no es la misma. Una no anda loqueando tan fácil, y si lo hace, la culpa suele devorarnos vivas al día siguiente. Y se da más el engaño con mucho sentimiento encontrado. O se usa de venganza, o en el fondo te mueres de amor por tu patas negras pero no sacas nada con abandonar a tu actual, porque el patas negras te quiere pero nunca tanto, y ya se sabe que sin pan ni pedazo la cosa se pone fea. Pero ese affair deportivo, ese revolotear sin culpas, es mucho más difícil de encontrar en las mujeres. También me ha tocado estar en la posición de la patas negras. Esa posición suele no ser muy fácil, y termina invariablemente mal. Pero una cae una y otra vez, como un lemming hiperactivo. Igual, nuevamente hay dos posturas. La descomplicada, que es cuando el tipo en cuestión revolotea sin mayores prejuicios, y vienen las llamadas a las 4 am para puro darle y una le puro da, o la opción sufrida de enamorarse de alguien que ya está con otra y asumir masoquistamente el papel de "la otra". Y ahí todos sufren, el patas negras y el que engaña, porque eso ya implica un cierto compromiso y todo mal. Es entonces cuando empieza el síndrome "Bill Clinton" de negación patológica. Se buscan excusas patéticas para evitar enfrentarse al hecho puro y duro que uno es un infiel más como cualquier otro. "Si fue la puntita no más" ; "No fue sexo, fue una relación impropia"; "Esto me sirvió para darme cuenta de que en realidad amo a mi pololo(a)"; "Lo que pasa es que mi pololo(a) se lo merece por A, B o C motivos". Puras excusas para no hacerse cargo de que algo está fallando en la relación oficial, o que en el fondo uno es un caliente de mierda y no tiene perdón de Dios y punto. Yo solía ser la talibana de la fidelidad. Con todo el ardor de la juventud afirmaba tajantemente que JAMÁS perdonaría una infidelidad y que JAMÁS sería infiel. Ya nada está tan claro, y aunque obviamente que te engañen duele, nada es blanco o negro. Podría perdonar un desliz, si es que no es muy extremo. y esperaría que perdonaran los míos. Pero hay una estadística preocupante: de todos los hombres con los que he estado, muchos más de la mitad le han puesto en algún momento el gorro a sus parejas conmigo. Y de todas mis amigas, muchas más de la mitad se han metido con hombres comprometidos. O sea, pocas mujeres se libran de la cornamenta. Así que chiquillas, a comprarse un Brimax Lustramuebles y a sacarle brillo a tan coquetos adornos con los que nuestras medias naranjas ornan nuestras cabezas. Y recuerden siempre: si alguien las engaña, no es culpa de la patas negras, sino que es culpa absoluta de sus amorcines.

11/16/2005

Marqué tu número telefónico


Hay algo extraño con esto del teléfono. Una cierta compulsión de los hombres a pedirlo y de las mujeres a darlo. Es un extraño tic, si se toma en cuenta que por lo general los hombres no llaman, y que las mujeres muchas veces inventamos un número o damos el de alguien que nos cae mal. Es como si ese ritual validara todo lo que pasó antes, hiciera más aceptable cualquier tipo de conducta anterior. En un viaje, conocí al que pensé que sería el hombre de mi vida. Lo único malo es que vivía en Valdivia. Pero como nadie es perfecto... Desde que nos vimos la conexión fue inmediata. A las pocas horas nos bañábamos en pelotas en el lago Villarrica y buscábamos bichitos entre los árboles. Idílico. Como era obvio terminamos arrendando una pieza. Si me hubieran preguntado, yo habría respondido que íbamos bien. Me hizo cariñito en el entrecejo hasta que me quedé dormida, compartimos un litro de jugo de naranja mientras afuera alguien vociferaba en hebreo. Todo ideal. Hasta que llegó el momento de separarse. Yo estaba triste, pero sabía que nunca lo iba a volver a ver, asi que me había hecho la idea. Y fue entonces cuando en los últimos 5 minutos juntos me pidió el teléfono. Se lo di feliz, y me pasé dos semanas esperando su llamada. Por supuesto que en vano. Al año siguiente me lo volví a encontrar. Me vio y se le deformó la cara. Empezó de inmediato a disculparse, y a decirme que había perdido mi número. Obviamente no le creí. Me lo volvió a pedir, y se lo di, sólo para confirmar lo obvio. Nunca llamó. ¿Cuál es la idea de dar esperanzas si no me iba a llamar igual? Entendería si la pedida de teléfono hubiera sido anterior al encamamiento, como una manera más de lograr su objetivo. ¿Pero después? ¿Qué objeto tenía? Otro tipo (apodado "Filete", por ser un pedazo de carne joven y bella) me pedía mi teléfono cada vez que me veía, y lo anotaba en papelitos diminutos, para tener la coartada de "Ay, es que se me perdió". Una vez incluso andaba con una tremenda agenda, pero lo anotó en un pedacito de servilleta. Tanto esfuerzo, si ni siquiera quería que me llamara, y obviamente me daba cuenta de su estrategia y no podía dejar de encontrarlo muuuuy tonto. Otro me pidió una hoja de cuaderno para anotarlo, después de ducharse conmigo. Por supuesto, nunca más supe de él. De verdad, si ya obtuvieron lo que querían, pedir el teléfono es a veces una crueldad innecesaria y alevosa, y otras veces una estupidez demasiado obvia. Porque trata de darle un matiz más sentimental a una situación que muchas veces apenitas pasa por la cama, y listo. En serio, si no quieren llamar, que lo dejen tal cual. Muchas veces "las chicas sólo quieren divertirse" (grande, Cindy), igual que los hombres, sin teléfono de por medio.

El tamaño SI importa



Hoy voy a derribar un mito instaurado por los medios. Últimamente se dice mucho que el tamaño no importa, que lo que importa es la técnica. Falso de falsedad absoluta. Ésa es una vulgar mentira para salvaguardar los frágiles egos masculinos y evitar que se transformen en usuarios compulsivos de las reglas de medir para ver si calzan en el estándar. Pero toda mujer sabe que nada peor que el síndrome iñi-piñi. Cuando al alcanzar la zona cuestionada se cruza por la mente la pregunta de si este tipo estará en frío o es lo que hay. Y cuando efectivamente es lo que hay, empiezan las complicaciones. Porque no es fácil encontrar una postura adecuada para no ya sentirlo, sino que al menos evitar que resbale penosamente fuera del lugar estipulado. Todo esto acompañado de fingimientos siempre odiosos, porque no es cosa de traumar al niño, si el pobrecito no tiene la culpa de nada. Aunque claro, contrariamente a lo que se podría esperar, el otro extremo también tiene sus peros. Primero, la impresión. De verdad se siente miedo... dan ganas de salir corriendo en defensa propia. Y si una aguanta estoica, cuenta los minutos esperando que la dolorosa experiencia transcurra rápido. El Kama Sutra, en esto, es sabio. Aconseja acoplarse según los tamaños de los distintos órganos en cuestión. Usan la poética denominación de mujeres liebre, venado o elefanta, y hombres respectivos. O sea, el tamaño importa desde hace siglos. Obviamente nada de esto vale si hay cariño de por medio. Siempre se encuentra el lado. Pero para relaciones descomprometidas, habría que exigir mutuamente las medidas previo al encuentro. Así, cada uno sabe a lo que va. Y ahí ya no se aceptan devoluciones.

11/14/2005

De látigos y poemitas


La decisión final de abrir este blog la tomé cuando leí el blog de un amigo con ex-ventaja. En este blog él se quejaba amargamente de una vez que trató de conquistar a una mujer siendo "bueno" (o sea, dedicándole exclusividad, preparándole desayunos, regalándole chocolates). Y la mujer, al rato, le dijo que mejor quedaran como amigos. Reflexión: las mujeres adoran ser tratadas mal, y si uno se porta bien nadie te pesca. Y termina pidiendo una "princesa" con la que puedan tratarse bien mutuamente. Ajjjjjjjjj. Hombre de memoria corta. Porque aquí donde me ven, con todo lo que me las doy de cortacocos, por él fui una "princesa" (así llama él a las mujeres "buenas"). Le regalé un poema (copiado pero igual), preparé desayunitos, comidas varias, me produje al máximo, fui una amante alegre y bien dispuesta, o sea la hice de oro. Al mes, vino el consabido "tenemos que hablar", y me dio filo por una mujer que según él había conocido el día anterior. Yo creo que la mujer nunca existió, sólo le dio terror decirme que no me quería ni para que le hiciera desayunos. Triste. Y yo, claro, destrozada. Por eso me dio tanta rabia leer lo que escribió. Se las da de víctima cuando él no se arruga en ser victimario, y dice que quiere que lo traten bien, pero sólo reacciona al látigo. Y así tantos, que de verdad sólo tratan bien si son maltratados. O al menos tomados con distancia, como si no importaran mucho. Ahí se desenfrenan, les aflora la creatividad, se ponen románticos, tapan el celular de mensajes y el computador de mails. Pero niñas: no hay que ceder. Si una demuestra interés, corren en el sentido contrario. Supongo que todas tienen una experiencia de ese tipo. Y lo que es peor: la táctica de la indiferencia es la que recomiendan las madres. Por supuesto una no la usa, por rebeldía. Y resulta que es la mejor estrategia... O sea, todo el trabajo de ser autónomas, feministas decididas y todas esas simonedebeauvoireadas se nos va a la mierda y tenemos que seguir los mismos patrones de los años 50. Agotador. Tanto sostén quemado no nos sirvió de nada.

11/12/2005

Bienvenidas!!!


Esta idea ya tiene varios años. Han habido reuniones, proyectos varios, miles de horas de conversación, deserciones y traiciones, y nunca habíamos logrado hacerlo oficial. Bueno, ya está. Un lugar para desahogar lo peor de nosotras mismas y pelar de lo lindo. Pero como ya estamos más viejas, y la capacidad de hiel no es la misma de antaño, también se pueden describir las maravillas de nuestros respectivos, o cualquier cosa que nos moleste, no necesariamente relacionada con el tan necesario sexo fuerte (ja). Como yo empecé este blog, sus aportes los recibo al mail y me arrogo el derecho de editar, huichi pirichi. En una de éstas y si resulta, podemos reeditar el "Barsa Award". Aunque la madurez también parece haber hecho estragos en ese ítem. Cada vez hay menos pasteles célebres. Pero todavía quedan bastantes "no eres tú, soy yo", o "eres demasiado buena para mí" o "no me quiero comprometer" o "es que me han herido tantas veces..." que pueden engrosar la lista. Como bienvenida, y a manera de rito iniciático, quisiera recordar el "Barsa Award" que más impresionada me ha dejado hasta ahora. No sólo por la actitud del premiado en cuestión, sino que por la actitud borreguil de la afectada. Cuenta la leyenda que había una pareja de novios. Él optó por enojarse porque ella quería trabajar, y tuvieron una gran pelea. Ella, devastada, quizo hacer las paces y se fue a meter a la casa de su amorcito, como acostumbraba hacerlo. Atravesó el jardín, y al llegar al ventanal del living, pudo ver a su pierna peluda en el sillón, con otra mujer, atracando de lo lindo. Ella, shockeada, abrió el ventanal y esperó con los brazos cruzados el acto de contricción del díscolo.Él, apesadumbrado, se levantó del sillón, se acercó al ventanal... ¡y se lo cerró en la cara! Y lo más impresionante es que a la semana del episodio, si alguien le preguntaba a ella cómo estaba su (a esas alturas) ex, ella decía quejosa: "Ahí está... perdonándome" Impresionante, ¿cierto? Y ejemplificadora. Como esa hay miles, sólo tienen que mandarlas, para que el SIMI cobre fuerza. Dejemos la victimización de lado, el humor es más fuerte. Hasta lo más trágico tiéne aristas ridículas. Cualquier cosa que quieran comentar, contar o discutir será publicado. Las (los) espero.