4/08/2007

El vestido en la cartera


El temita me ronda hace rato. Se decantó gracias a un encuentro de mi amiga Witch con una ex compañera de colegio, ex amiga y otras ex características. En su dedo encandilaba un feroz anillo de diamantes, exhibido como premio por su feliz y satisfecha propietaria. Estamos en una edad donde "la roca" empieza a ser un requisito. Se espera que una mujer encuentre marido antes de los treinta en lo posible, o al menos tenga "algo visto pa' casarse", como decía una conocida. Pero ¿por qué plegarse a esta imposición? ¿Cuál es la gracia de desarrollar una personalidad casamentera y colgarse del cuello del primer candidato que pase? He visto suficientes mujeres con el vestido en la cartera, que saltan como si se les fuera la vida en ello a agarrar el ramo en los matrimonios, que guardan celosamente el anillito dorado que sacaron de la torta y que pueden pasar horas pegadas en la vitrina de la joyería Mosso. Entiendo perfectamente que las parejas enamoradas quieran hacer su relación más profunda, y opten por el matrimonio como una manera de cimentar esta relación. Lo que no entiendo es esa ansiedad por casarse a como dé lugar, en lo posible con un niño bien con un buen trabajo. Lo demás se arregla en el camino, supuestamente. Y te ganas ese lugar en la sociedad, el de "señora", que tan cómodo es. Ya nadie te mira con cara de pena o preocupación, dejan de imaginarse que tu vida es o muy solitaria o una orgía perpetua. Ahora encajas. Adoptas de inmediato el look de señora respetable, nada muy excéntrico, todo muy sobrio. Tu modelo a seguir es ser una versión refinada de la Coté López, la imagen personificada de la metamorfosis post casorio que logró pasar de adolescente toplera chula a vieja chula pero recatada con una pura visita al registro civil. Ya nunca más vas a tener que preocuparte de conseguir pareja para los matrimonios. Y puedes dar consejos irritantes con total propiedad: "Lo que pasa es que con mi gordo somos súper conscientes de que la pareja es un trabajo de a dos, ¿cachai? O sea, hay que ceder en muchas cosas. Deberías tratar de comprometerte de una vez y dejarte de andar perdiendo el tiempo". Puaj. Y resulta que era mentira que el resto se solucionaba solo. Ser "señora de" muchas veces viene con un precio muy alto por pagar. Pero bueno, de alguna forma es una cosa por otra, y ellas verán. El tema con estas mujeres nacidas para ser señoras es que nos dificultan la pista a las solteras. Al haber mujeres de esta calaña se tiende a generalizar y a pensar que cualquier mujer lo único que quiere en la vida es tener una relación significativa con el primer picante que se le ponga a tiro. Así nos enfrentamos a toda clase de humillaciones de parte de estos niñitos que se juran la última Coca-Cola del desierto, que le tienen terror al compromiso (¿y quién se quería comprometer con ellos, en primer lugar?) y que se sienten con el derecho de decir lo que se les pasa por la mente con tal de disuadir a esta mujer que obviamente se tiene que estar muriendo de amor por él. Me pasó con un tipo al que yo de verdad nunca le había encontrado ninguna gracia. Más bien lo contrario. Pero en una fiesta estuvimos los dos en el lugar apropiado y en el momento justo, y pasé la noche con él. Todo para que a la mañana siguiente él me mirara muy serio y me dijera: "Supongo que tú sabes que esto queda hasta aquí, ¿cierto?". Me dieron ganas de jugar un rato y finjir un llanto desconsolado, o poner cara de adolorida sorpresa y preguntarle: "Pero... acaso... ¿tú no me amas?" o algo igualmente sicótico, pero no me dio el cuero. Y cuando le respondí que lo tenía claro y no tenía ningún interés en él, me miró con sorpresa, como si la respuesta sicótica hubiera sido más apropiada. Si ellos no se enamoran, ¿por qué asumen que yo sí me tengo que enamorar? ¿Tan alta opinión tienen de ellos mismos? O peor, ¿tan patética me ven? Y que quede claro, yo no soy de las que por sólo encamarse ya quieren pasar la vida entera al lado del chico de marras, ni lo miro con ojitos brillantes ni le imploro que se quede un ratito más conmigo. Ayer, hablando de este tema con una amiga inglesa, ella nos contaba a Witch y a mí que en Inglaterra es al revés. Son las mujeres las que arrancan a perderse ante la primera muestra de intimidad. O sea que no es intrínseco al género esto de arrancarse o perseguir. ¿Por qué tanta ansiedad? Otra amiga está hace rato ya con un tipo que dice que no está listo para comprometerse. Pero en la práctica se ven todos los días, duermen juntos, la llama todos los días por teléfono y seguramente se le caería el pelo si ella se encuentra a otro. Entonces ¿cuál es la diferencia con el compromiso? ¿El nombre? Nos enredamos en reglas tontas, sobrepensamos las cosas y dejamos de lado lo que de verdad importa: disfrutar al otro como venga, sin tanto chicharreo entremedio.