1/06/2008

Dos pilas doble A

Últimamente el tema anda en el aire. Está de moda el tema del vibrador, o consolador, o lo que sea de la misma onda. Una amiga de una amiga decía que el vibrador, en este minuto, es un electrodoméstico indispensable en el hogar. Yo no llegaría a tanto, pero cada vez más las mujeres se relajan con el tema y lo toman como algo normal. Pasó de ser tema tabú a ser un tema cotidiano. De hecho, el tema se puso bastante en el tapete con un célebre capítulo de "Sex and the City", en el que Charlotte (la más cartucha del grupo) se consigue un vibrador. Y no cualquier vibrador, la estrella pop de todos los vibradores: un "conejo". Paso a explicar: el "conejo" es un vibrador multifunción. La parte principal efectúa un movimiento de rotación (jajaja, tal cual) y otra partecita anexa vibra y suele tener forma de conejo, o de mariposa, o de delfín, o de gusanito. Bueno, el tema es que al principio Charlotte es medio reticente, pero cuando finalmente lo prueba no vuelve a salir más de su casa, hasta que sus amigas van y le secuestran el "conejo". Yo no lo he probado en carne propia, pero parece que el aparatito realmente la lleva. En el sex shop al que me gusta ir acá (uno muy bonito, topísimo, nada que ver con los tugurios lúgubres de Santiago, http://www.passagedudesir.fr/) hay una expo conejo (con zanahoritas de peluche, jajaja) donde me enteré de la historia del conejito. Fue inventado en la década de los '80 por un japonés llamado Yoki Kamoto (les juro que estos datos son verídicos...), que tuvo que hacerlo con forma de conejo porque en tierras niponas no se puede reproducir la anatomía del miembro masculino. Pero bueno, después de este minuto cultural prosigo. El vibrador realmente es un aparato maravilloso. Mis amigas me regalaron uno cuando terminé con mi novio, y cuando lo probé llegué a pensar que después de eso me iba a costar volver a tener vida sexual tradicional. Es oficial: el efecto es realmente apabullante. Mal que mal, no está en la fisiología masculina vibrar así. Pero no hay que temer. Los hombres son ireemplazables. Con un aparatito no se puede conversar, ni acurrucarse, ni hacer un montón de cosas extra. Pero si una está sola, más vale con un conejo que mal acompañada. De verdad, entre tener sexo "fisiológico" (sólo para sacarse la vena, en el fondo) y un buen conejo, mejor lo último. Más simple, menos peligroso y vas a la segura. Y al final una termina encariñándose. Yo tenía uno que no vibraba que se llamaba Moradín. La historia está en el blog autorreferente. Nunca pude usarlo con mi pareja, porque mi novio ¡¡se puso celoso!! y se sintió gravísimamente ofendido cuando sugerí que lo usáramos. Nadie puede. Igual el tema no es fácil. Todavía hay un prejuicio del tipo "si tienes uno de esos aparatos es que nadie te pesca, o eres una ninfómana, o simplemente estás muy insatisfecha con tu vida sexual". Pero no es así. Es sólo un complemento inofensivo. Y MUY personal. de hecho hay gustos para todo. Desde discretos vibradorcillos hasta aparatos realmente atemorizantes. Esos me cargan: los hiperrealistas de color carne que tienen hasta ¡¡venas!! en relieve. O los llenos de pinchos, que mas parecen aparato de tortura. Pero la variedad es tal, que alguno tiene que haber que se adecúe a las necesidades particulares. Hay algunos bastante amigables, de colores brillantes y diseños infantiles (el mentado gusanito, o un delfín...), de distintos materiales (silicona, plástico, ¡¡vidrio!!), de muy variadas formas... hay uno con forma de patito para la tina, totalmente waterproof, en sus versiones dorada, sadomaso (con mordaza, de color negro, y piercings... jajaja), totalmente gilrlie (rosado con un brillantito Swarowsky y boa de plumas...) y muchas más. El tema es vasto y divertido. En Chile, un muy buen sitio para empezar a conocer el tema es http://www.japijane.cl/. Ella tiene productos Fun Factory, los creadores del gusanito y el delfín, lejos los más amigables del mercado. Y bueno, es cosa de cada una, Tengo amigas que por ningún motivo usaráin uno, ya sea porque les da "cosa" o porque temen volverse adictas...



Les dejo una cancioncilla al respecto. Es de Kany Garcia, una chica de Puerto Rico. Despecho puro... jajaja.