
¿Quién no lo ha sentido? Yo creo que todos hemos pasado por ese exquisito sentimiento vengativo alguna vez. Llega un momento en que tus ojos se abren, y ese ser humano perfecto que te traía de cabeza aparece lleno de pústulas fétidas delante tuyo. Logras darte cuenta de que simplemente no te pescaron, de que no es que no te llame porque te quiere tanto que está asustado, sino que no se acuerda de tí en semanas. Al principio algo te hueles, pero justificas sus acciones: tiene mucho trabajo, está deprimido, está siempre pendiente de esa amiga que lo llama tanto pero es de puro buena gente, porque sólo tú le gustas. Tus amigas te lo advierten, hasta tu mamá mete cuchara. Pero tú sigues pensando que él es perfecto pero "un poco olvidadizo". Hasta que algo hace click. O él te lo dice de frente, o te lo manda a decir con un amigo o lo pillas con otra... Y ahí, llanto y desesperación. El mundo se derrumba, sientes que sólo él en todo el mundo era tu pareja perfecta, y empiezas a buscar conventos en las páginas amarillas, total tu vida ya está acabada. Pero la vida sigue, y viene la etapa del olvido voluntario. Empiezas a borrar todo lo que te pueda hacer recordarlo. Sacas su número del celular, borras su mail de tu libreta de contactos, quemas sus fotos, lo sacas para siempre de tus amiguitos de messenger. Sólo entonces se hace evidente tu patetismo: su apellido era tu password en todas las cuentas de mail, tenías guardado un mensaje de texto de hace diez meses atrás, le tenías una carpeta especial a sus mails... Y de la pura vergüenza pasas al odio irracional. Y llegamos al despecho.Lo odias, lo encuentras miserable, le clavas alfileres a su muñequito de vudú, le mandas un paquete con caca por correo, le dices a todos que era impotente y precoz, le mandas recados por la radio, imaginas una y mil veces la manera de vengarte. Probablemente te pongas harto más promiscua por esas fechas, para demostrarle que es uno entre mil y que tú sigues siendo tan rica que todos quieren contigo. Después de encontrarlo perfecto, todo lo de él te molesta. Como esa vez que comió papas fritas y no te ofreció, o la vez que combinó mal sus calcetines y su cinturón. Y lo odias, ¡¡LO ODIAS!! ¿Cómo no va a ser delicioso? Dejas de ser una pobre babosa enamorada para transformarte en una fiera ávida de sangre y cortadora de testículos. Después se pasa y vuelves a una tibia indiferencia, pero el depecho ya logró su cometido: darte energías, entretenerte, hacerte olvidar, y cuando ya ha pasado un tiempo prudente, miras para atrás y dices: "¿Y por este imbécil armé todo ese escándalo?". Y bueno, para todas las despechadas, una cancioncita de lo más adecuada. Es de Paquita la del Barrio... Disfrútenla.
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