
Leyendo un blog de un gringo escéptico, caí en un post que relataba una noticia impactante. Resulta que un leñador croata se tuvo que hacer un transplante renal. El tema es que ahora está presentando una demanda, porque recibió un riñón de mujer. ¿Y qué tiene? pensarán ustedes. Pues bien, el tipo alega que desde que le pusieron el riñón femenino que ya no disfruta saliendo con sus amigotes a emborracharse, sino que ahora ha "desarrollado una extraña pasión por labores femeninas tales como planchar, coser, lavar platos, ordenar la ropa en los guardarropas e incluso tejer"(traducido, pero sic). Que antes esperaba que su esposa hiciera esas cosas, pero que ahora lo encontraba relajante, y se sentía realizado. ¿Qué tal? Extraña pasión... Hasta lo que yo sé, ninguna mujer se apasiona por el planchado y por la limpeza de WC. Ni se siente realizada por separar la ropa de invierno de la de verano. Pero existe el mito de que no sólo estamos genéticamente diseñadas para este tipo de labores, sino que además nos fascinan. Ustedes dirán que este comentario es antediluviano, pero no se crean. Hace un par de años fui a un asado de reencuentro de generación del colegio, y algo que me llamó fuertemente la atención fue que mientras los hombres corrían detrás de una pelota (porque ahí si que están genéticamente diseñados...) el 95% de las mujeres estaban en la cocina, haciendo ensaladas. Pasé por la cocina, y todas estaban con cara de lata. Me miraron con bastante odio cuando me corrí olímpicamente de la pelada de papas. Y varios de los Ronaldinhos frustrados miraron como insinuando que era una floja por no picar cebolla. No digo que todos, pero sí algunos. Les aseguro que se habrían sorprendido si alguna mujer se quejara de haber estado encerrada desvenando apio. Para ellos, el equivalente de la pichanga masculina es encerrarse en una cocina oscura a hacer comida. Y también, ¿cuál es el afán de amargarse la vida las minas? Nadie les dice directamente que hagan esas cosas. Solitas se meten en lo que incluso ellas consideran "su lugar". Y después se quejan. Porque si no lo hacen ellas, ¿entonces quién? Ni se les ocurre que quizás nadie debería hacerlo, o el que quiera comer ensalada que se haga una. Pero no es así la cosa. Claro, si alguien quiere tomate, que lo pele una mujer. Los hombres dirán que no saben pelar tomates. Ni tomar guaguas. Ni mudar guaguas. Ni nada que sea medianamente tedioso/asqueroso/rutinario. Obviamente hay hombres que son la honrosa excepción a la regla (por suerte mi novio es uno de ellos). Y también hay mujeres que detestan cualquier labor doméstica, o que simplemente son pésimas haciéndolas. Yo no sé coser. Igual lo hago, por necesidad, pero no me queda bonito. Apenas funcional. Odio lavar cualquier cosa: platos, baños, ropa. Detesto pasar la aspiradora, jamás he planchado, mi closet es caótico, lo único que me gusta es cocinar, y eso a veces. Ergo, la cuestioncita no es genética. Por otro lado, ¿por qué un riñón de mujer le va a quitar las ganas de salir a emborracharse con los amigos? Aaaahhh, se me olvidaba: las mujeres somos caseras "por naturaleza", abstemias "por genética", quitaditas de bulla. O al menos deberíamos aspirar a serlo. ¿Machismos anacrónicos de un croata ignorante? No se crean. El hermano menor de una amiga se casó, y una de sus primeras peleas fue cuando su mujer, que trabajaba y criaba a su hija, le sirvió la comida, él le espetó que no se había casado para comer tallarines. Cáchense el perlita. Y la cosa es mediáticamente común. ¿Cuántos comerciales de detergente o lavalozas se dirige exclusivamente a un público masculino? Cosa de ver el de Suavitel. Papá y niñito se van juntos a pescar. Mamá abre la botella de suavizante Suavitel y se acuerda de su hijo. Hablan por celular. El hijo huele su chaleco, con olor al producto, y se acuerda de su mamá. O sea, todo el mundo emocional de la pobre mina pasa por el suavizante de ropa. Y se puede inferir que su olor corporal ya es el mismo que el de Suavitel, y por eso el niño la recuerda. Puaj. Y lo peor de ese estereotipo es que muchas veces somos nosotras las que lo perpetuamos, las que nos encerramos en una cocina en vez de pedir colaboración masculina. Si a veces nos pasamos de tontas.
Para el que quiera revisar el post original: http://skeptico.blogs.com/skeptico/2006/01/hes_a_lumberjac.html